martes, diciembre 21, 2004

Mi deseo es...

Desde que somos pequeñitos en muchas situaciones pedimos deseos que queremos que se cumplan, bien sea en el cumpleaños al soplar las velas, comiendo las uvas en Nochevieja o tocando una prenda recién estrenada de alguien. Yo siempre fui de esas personas que la mitad de las veces no pedía deseo porque no se me ocurría nada, y la otra mitad pedía como una tonta gustarle a un chico y luego me quedaba pensando que qué tontería, que a mí los chicos realmente no me interesaban. Simplemente era el deseo de las demás, gustarles, con lo bien que lo pasaba yo sin esas comeduras de tarro pegándoles, jugando al futbol, pasándonos juegos de ordenador...
No sé en qué momento ocurrió, pero un día empecé a pedir un deseo real, algo que sí quería que se cumpliera. Ya sabía qué era lo que quería. Hace unos años un grupo de amigas hicimos el camino de Santiago. Para mí fueron unas bonitas y baratas vacaciones, 300 km a pie y muchas, muchísimas anécdotas que contar. Sé que el deseo que una de ellas pidió al comenzar la aventura fue una plaza en la carrera que le gustaba en la UPV, tenía sus esperanzas puestas en ello. Años después descubrí lo que mi hermana había pedido. Fue... sorprendente, porque su deseo había sido el mismo que el mío. XD. Resulta que desde hace tiempo tenemos el objetivo común de hacer feliz a la gente que está a nuestro alrededor. ¿No es bonito?
Lo mejor de todo es que realmente lo estamos consiguiendo y aún más, pues creamos nuevos focos de optimismo, alegría y bondad en nuestro camino. Suena raro y cursi, pero es cierto que cuando te tienden una mano cuando no lo esperas tú luego haces lo mismo con los demás. Es una cadena que espero que funcione bien.
Conozco a muchas personas que querrían cambiar el mundo aunque la mayoría se han rendido antes de empezar, otras pretenden hacerlo a gran escala. Mi aportación es empezar por lo pequeñito, descubrir al mundo que hay mucha más gente buena de lo que parece. Tan solo están dormidos y esperan que alguien les despierte.
Vaya, he asociado ser bueno a ser feliz. Claro, que no me imagino a alguien malo y feliz. Y además tener algún gesto desprendido con los demás que es lo que nos hace felices suele venir de gente con un buen corazón. XDDD.
Acabo de autojustificar mi baja tolerancia hacia la gente depresiva. XDDDDD. ¡Son bastiones del mal! XDDDDD.

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