miércoles, diciembre 15, 2004

Crisis de pseudónimos

Últimamente tengo un serio problema al firmar emails o crear nuevas cuentas. Ya no sé qué nick utilizar. Una vez leí un libro/novela sobre aborígenes en los que decían que ellos iban cambiando de nombre a lo largo de su vida según evolucionaban ellos mismos. El nombre reflejaba lo que eran en cada momento.
Mucha gente me conoce como Adûnaphel, uno de los nueve nazgul, el único mujer según el juego de rol. Me lo puse en una época en el que me encantaba la idea de ser mala. Más tarde me dí cuenta de que la idea era bonita, pero que eso de ser malo tenía su miga y yo no tenía mucha madera. No obstante cambió mi concepción sobre los nazgul que pasaron a ser humanos muy ambiciosos ávidos de poder aunque no necesariamente malos (algunos sí que lo eran, y mucho). Cometieron un error, eso es normal en los humanos, pero para ellos no había vuelta atrás. Aceptaron la ayuda de Sauron y se convirtieron en esclavos para toda la eternidad, un triste destino.
Los años siguieron pasando y tuve que admitir que ni me sale lo de ser mala ni busco el poder. Sic. Ya no me siento identificada por ese nick salvo por las cariñosas afirmaciones de media STE de que en realidad soy el décimo nazgul, que mi tamaño lo confirma y soy el único nazgul/hobbit. XD. Qué cielos.
Otro de mis nicks es Chrolly. Fue el primero y me lo puse la primera vez que entré en un chat mi primer año en la Universidad. Quería que no se notara que yo era una chica y quería que se notara que era dura, mala (fue el primero), que sonara orco. Mi nula aptitud hacia estas cosas ya se adivinaba por aquel entonces con solo ver el resultado.
Actualmente me estoy encariñando con una shugenja con la que juego, Yasuko. Y es que aunque la gente diga que los personajes no son tú se olvidan de que cuando juegas te conviertes en ellos y parte de ellos queda en ti. He de reconocer que ya sé cuál es mi equivalente en fantasía. Desde hace un par de años no paran de repetírmelo y la verdad es que no puedo estar más de acuerdo: me guste o no soy un kender. Como derrocho imaginación para muchas cosas la economizo en aquello que no considero importante, por ejemplo, los nombres. Si alguna vez encuentro uno que me guste apropiado para esta raza igual lo adopto como algo definitivo. Hasta entonces sentiré que me pongo una máscara distinta dependiendo del nombre que aparezca en mi firma: la adecuada para saga realidad, la medio seria de STEros, la de risas internetera... A ver si algún día descubro que hay realmente debajo de ellas, aunque creo que es una extraña mezcla de todas esas y varias más que o tengo ocultas para mí o bien no las he descubierto.

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