miércoles, enero 25, 2006

Conversaciones de vagón.

Allí estaba él, en la estación. Antiguo alumno de física, anarquista, activista... me senté con él. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos, nunca fuimos amigos pero a veces es constructivo hablar con gente que tiene puntos de vista radicalmente distintos.

El show empezó cuando una profesora de padagogía con la que me suelo tropezar por los pasillos se sentó con él. Feminista acérrima, empezamos a hablar. Ahora reproduciré algunas de las cosas que me dijo. No estoy de acuerdo con ella en prácticamente nada, pero estoy pensando sobre lo que dijo. Sobre su forma de ver el mundo, de entenderlo. Esta mañana, al acostarme después de desayunar en lugar de dormirme hasta que volviera a sonar el despertador estuve dándole vueltas.

Habló de dos clases de ciencia, el modelo actual y el ... ¿estoico?¿hermético?. Juraría que era el hermético. Por un lador está la mente, la ciencia, lo masculino, por el otro el cuerpo, la Naturaleza, lo femenino. En un punto de vista se deben complementar, trabajar en equilibrio... el otro, el actual, es aquél en el que el hombre ha de tomar a la mujer y violarla. Forzarla, tomar de ella lo que quiere.

Ya de mano esto me plantea dos traumas:
1- Me siento mucho más identificada con la mente. Me parece totalmente erróneo asociar a la mujer con el cuerpo y la naturaleza y desligarla de la mente y tener la visión opuesta para el hombre. El concepto en sí mismo me parece tremendamente machista, absurdo, falso. Aberrante.
2- El concepto de ciencia que plantea no es lo que yo llamo ciencia. Es la forma de interaccionar con el mundo, que no sé qué nombre tendrá. Este problema lo tuvimos todo el rato, para ella todo era ciencia. Para mí ni de coña. Las palabras eran las mismas pero hablábamos idiomas distintos.

Me decía lo indignante que era que se nos enseñe la geografía que se nos enseña, que son en realidad planos militares para poder combatir o lo que sea. Su alternativa era que se enseñara el por qué en una orografía había una vegetación o una fauna y esas cosas. Mi respuesta fue clara: eso es una cuestión de interpretación. Nadie nos enseña a combatir ni a invadir ni nada de eso, así como tampoco nos dicen por qué hay determinado clima o fauna. Nos dan los datos y nosotros hacemos uso de ellos.

Me protestaba porque los niños tenían que estudiar tiro parabólico, que no es más que aprender a matar, que eso es estudio militar (proyectiles y tal). Que ella quería saber por qué a las fabas había que ponerlas en remojo, el tiempo de cocción, la energía liberada al digerirlas y demás. Para llegar a eso se necesitan tener tantos conceptos de química orgánica y termodinámica que como mínimo hasta cou no se podría aprender, pero claro, es que me decía que ella quería estar aprendiendo siempre, que quería que le enseñaran eso. Mi cara de flipe tenía que ser alucinante, cuando le señalé la evidencia de que el sistema educativo tiene un tiempo limitado, que la enseñanza hay que acotarla en unos determinados años y que los contenidos de un sistema educativo, siendo mejores o peores, no tienen nada que ver con la ciencia.

Me hablaba del lenguaje que utilizamos, creado por hombres sin tenernos en cuenta (expresiones como ¡hombre, qué tal estás! y demás) y supongo que querría cambiarlo. Yo le decía que no creía que fuera así:
-Que no crees, claro que sí, ¿dónde estábamos tú o yo?
-Tengo derecho a opinar. Creo que no es cierto, pero no lo sé. Si alguien que supiera me diera datos podría cambiar de opinión.
-¡Pues si no sabes investiga!¡Investiga y míralo!
-No tengo tiempo para dedicarlo a eso (cara de flipe). No se puede saber todo (esto se lo dije un millón de veces) no hay tiempo. Yo soy buena en física y es a lo que me dedico. Otra persona puede dedicarse a eso. En cualquier caso, si eso del idioma tuvo importancia en su día no creo que a día de hoy suponga nada. (Esto fue ya al final de la conversación y ella estaba indignadísima conmigo).

Me hablaba de explotación del cuerpo de la mujer por la ciencia incluso hoy en día, como aparecen carteles en la facultad para que se donen óvulos. Esto, después de rallar con que la ciencia solo mataba (bomba de plutonio y tal, no puedo reproducir todas las barbaridades que dijo, ¿cómo impedir la creación de la bomba atómica? ¿poniendo límites al conocimiento? Si algo se puede hacer se hace. Antes o después.) Cuando respondí con que esas investigaciones salvarían miles de vidas, con el caso más rápido y obvio de curar muchos tipos de cáncer saltó con que el cáncer lo provocamos nosotros con la contaminación y demás. Eso sólo lo aumenta, no lo produce. Entonces saltó de rama a que se investiga las enfermedades del primer mundo, que a ver qué pasa con el SIDA en África. Con la miseria del tercer mundo.

Yo creo que esa mujer quiere luchar por muchas causas justas, pero que lo confunde todo. En cualquier caso al final me dijo que no me ofendiera pero que yo representaba aquello contra lo que ella luchaba. Le respondía que tenía un serio problema, y es que aunque ella me hubiera entendido no había conseguido que yo entendiera una sola palabra de qué era exactamente lo que estaba tan mal, lo que pretendia cambiar. Su lucha era estéril si el mensaje no llegaba.

Hoy todavía estoy dándole vueltas a qué me quiso decir.

Sólo una cosa más, me empiezo a preguntar si en el fondo no seré yo también machista. Culpo a los hombres que niegan oportunidades a las mujeres, aquellos que se creen superiores o cortan nuestras expectativas. Pero desprecio mucho más a las mujeres que asumen su papel de sumisión, que nunca han luchado, a las que les gusta su papel de no cambiar bombillas, no aprender tecnología, no cargar pesos, soy una delicada florecilla. He de decir en mi favor que aunque sea bastante nazi al menos esto no lo aplico solo a las mujeres, lo aplico a cualquiera que no tenga sangre en las venas para luchar por sus derechos.

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